Bibliografía 9 (10/11/14)


BIBLIOGRAFÍA IX



Güemes Sánchez A, Sinsa Jiménez R, Navarro Zorraquino M. Hernias abdominales. Eventraciones, evisceraciones. En: Arias J, Aller MA, Arias JI, Aldamendi I. Enfermería médico-quirúrgica. Vol II. Madrid: Tébar; 2000. p. 98-109.


En esta última bibliografía hablaré sobre los distintos tipos de hernias abdominales, estableciendo diferencias en cuanto a tamaño y localización princiopalmente.
Pero antes de empezar es importante saber lo que es una hernia y en especial una hernia abdominal.
El capítulo define hernia como una parte débil u orificio anormal de una capa envolvente del organismo y como hernia abdominal un desplazamiento anormal de un órgano, revestido de un saco, que sobresale por algún orificio de la pared abdominal.
Las hernias suelen salir en lugares de debilidad (ombligo), con defectos… y pueden tener contenido en su interior o no. Las más frecuentes se dan en la región inguinal y crural, siendo la herniografía la intervención elegida, variando esta técnica según nos encontremos con hernias reductibles, irreductibles, estranguladas, por deslizamiento…
Este tipo de hernias en las fases primeras de su desarrollo tiene un diagnóstico difícil ya que es de pequeño tamaño y distendida, pero a través de la exploración física se podrán diagnosticar en su evolución.
Diferenciaremos una hernia crural de una inguinal porque las primeras son más pequeñas que las segundas son irreductibles y se localizan más abajo, es decir, por debajo del ligamento inguinal la hernia crural y por encima la inguinal.
El segundo tipo de hernia abdominal a destacar es la umbilical, que se localiza en el ombligo (donde hay poca resistencia ya que solo hay una capa de tejido fibroso), es de gran tamaño, se dan sobretodo en mujeres (más frecuencia en obesas) y su tratamiento es la extirpación.
La hernia epigástrica se diferencia de la anterior ya que aunque también se localiza en la línea media abdominal, se encuentra por encima del ombligo. Son pequeñas, muy comunes y generalmente asintomáticas.
El último tipo que el capítulo destaca es la hernia obturatriz, que sale a través del agujero obturador y se localiza en el interior de la pelvis salvo cuando alcanza un tamaño considerable. Éstas si que causan dolor, se pueden palpar por un tacto rectal y para repararlas se necesita de material protésico.



He elegido realizar una diferenciación a grandes rasgos de las hernias, ya que salvo la localización (que era lo único por lo que sabia diferenciarlas), no sabía los tamaños que poseían cada una de ellas, si producían síntomas o si poseían algún tratamiento específico. También me ha resultado curioso saber que afectan en mayor medida a las mujeres ya que a simple vista podríamos pensar que afectan por igual puesto que no hay nada aparente que los diferencie. Me ha resultando interesante también la incidencia de unas frente a otras.

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